viernes, 4 de enero de 2013

Mi Lima de siempre

Luego de un apacible día de trabajo bajo el sol implacable en el Norte del país, llego a Lima en una mañana ajetreada.

Atrás quedaron las historias de la caña de azúcar y de la chicha de jora. Las ciudades de Paita, Sullana y Piura nos despiedieron con su estilo de vida tan apegado a la buena comida y al descanso prolongado.

Sin embargo también nos castigó con noches asfixiantes de calor e insectos imperceptibles que, si hubieran quierido, nos hubieran succionado hasta el alma.

Sé que muchos dicen querer quedarse a vivir en un lugar como ese y creo que hasta en algún momento llegué a pensarlo. Pero es cuando regreso a la Lima que me vio crecer, que me doy cuenta de mi dependecia a sus diferentes tipos de comida, a sus prolongadas horas de atención al público, a la velocidad del Internet, a sus parrilladas, los amigos, su ruido, su contaminacion  y su constante atocigamiento creciente de demanda vehicular.

Sinceramente quiero imaginarme de viejo, pero no se porque aún no puedo.

Quizás mi futuro no este escrito en Lima, WHO knows.

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